Cerro Cuyín Manzano

En este relato te voy a hablar de mi travesía hasta el cerro Cuyin Manzano que tiene algo más de 2200 m de altura y está metido en la zona entre el lago Nahuel Huapi y Traful.

¿Cuántos Cuyín Manzano hay?

Te hago la aclaración: hay otro cerro con el mismo nombre (más bajito y más al Este) e incluso solemos nombrar la cadena de montañas que se ven enfrente del lago como “el Cuyín Manzano”. Además, hay un paraje cerca de Confluencia con ese mismo nombre.

Empecé a juntar información para llegar a su cumbre en la primavera pasada. Los pocos tracks que aparecían en Wikiloc o Gaia no era confiables.

Creo que el obstáculo principal de este cerro es acercarse a su base. Porque está metido en la cadena de cerros hacia Traful, entre valles profundos.

Desde Bariloche, quizás lo más fácil era aprovechar el sendero al Mallín de las Nieblas, subiendo por el valle del Ragintuco y encarar el filo entre los cerros Emilio y de las Ardillas.

Pero, ¿en qué punto iniciar el acercamiento?

track cuyin manzano
Recorrido de 18 kilómetros desde la ruta 40 hasta la cumbre del Cuyín Manzano

A esa altura de la primavera, caminar por un valle tan profundo con el deshielo a toda marcha plantea todavía más desafíos. Me refiero a que hace falta vadear el arroyo Ragintuco en varias oportunidades y además cualquier otro arroyito que baja desde los cerros.

Decidí posponer la caminata y guardé la información en Google Earth. Tengo unas carpetas con los tracks que voy consiguiendo y es una buena forma de, en un pantallazo, tener las variantes a un mismo lugar.

Durante el verano veo que suben un track a Wikiloc al cerro por una de las alternativas que había evaluado. Así que lo agrego al Google Earth y sigo esperando el avance de la temporada.

Este es un relato de mi experiencia. No lo tomes como una guía o recomendación para llegar al lugar.
Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad

Finalmente, Marzo.

El pronóstico para el primer fin de semana del mes de Marzo era algo arriesgado. Viento y lluvia rodeaban las horas de caminata.

Como de costumbre elegí creer. O bancármela. ¿Qué otra alternativa hay?

Para quedarme tranquilo, en lugar de dejar el auto en la ruta, aproveché el Camping Ragintuco, en la cabecera misma del sendero al Mallín de las Nieblas. Me atendieron con toda amabilidad y me indicaron un lugar seguro para dejar el auto muy cerca de la casa de la familia. 

Desde ahí, crucé la ruta y empecé a caminar por el sendero hacia el Mallín de las Nieblas. A medida que me hundía en el bosque, el sonido de la ruta 40 iba silenciándose.

Al Mallín de las Nieblas

cerro cuyin manzano ragintuco
Abajo el valle que había caminado y al fondo el Nahuel Huapi

Mantenimiento:10 puntos

El tramo hasta el Mallín de las Nieblas se trata de un sendero del PNNH, por lo que está muy bien señalizado y mantenido. Las marcas en árboles y rocas son rojas. Además hay pedacitos de cinta reflectante y el sendero está despejado de vegetación.

Veo mucha diferencia en el mantenimiento de los senderos entre la zona Norte del PNNH con la que suelo caminar, la zona Centro o la Sur, más cercanas a Bariloche. Por esta zona, si el sendero no te lleva a un refugio, difícilmente esté mantenido.

Al principio hay un bosque altísimo de coihues y si le sumas que el día anterior había estado lloviendo, el aroma a bosque y tierra húmeda estaba garantizado. 

Esa humedad con los primeros rayos de sol empezó a elevarse en forma de vapor a contraluz. 

Poco a poco el bosque de coihues fue desapareciendo y se fue haciendo más bajo, con Lengas y arbustos. También el sendero se fue haciendo más angosto, con lo que la humedad y las gotitas de lluvia empezó a quedarse en mi remera.

Había calculado algo más de un par de horas en hacer esos 10 kilómetros iniciales, pero por alguna razón demoré cuatro. 

Según el track, tenía que separarme del sendero algunos metros antes del Mallín de las nieblas y empezar a subir por un afluente del Ragintuco.

Almuerzo y desvío

En ese punto, hice un almuerzo algo tarde junto al arroyo. La humedad de la mañana sumada a la transpiración habían dejado la remera empapada. Así que al frenar a comer empecé a sentir mucho frío. Aproveché un espacio con sol y puse a secar la remera colgada de un tronco. 

Hacia el filo del Cerro Emilio

Desde ahí subí por el bosque siguiendo distintas huellas. Imagino que eran de animales o baqueanos. A mi derecha el arroyo encajonado y del otro la pendiente del cerro. 

De nuevo, jabaliceo

Como en la aproximación al Punta Negra, un tramo antes de llegar a un anfiteatro me tocó luchar de nuevo con la vegetación achaparrada. Estas etapas me siguen resultando agotadoras y desmotivadoras. En cada paso se pelea con las ramas y los troncos.

Por momentos realmente no se ve ni una salida ni un rumbo claro.

Anfiteatro y acarreo

Para salir de ese encierro tampoco ayuda encontrar un anfiteatro de piedras. No importa. Aproveché a cargar agua, ahora que estaba en un lugar alto, lejos de las huellas de los animales para encarar la subida al filo del cerro Emilio.

Ganando altura, detrás mío iba apareciendo el valle que había caminado y más atrás el azul del Lago Nahuel Huapi. 

La pendiente era cada vez más agresiva y el acarreo sumaba más esfuerzos. Hacia la derecha de la subida había un cicatriz profunda en la roca. Sólo me quedaba subir y disimular la pendiente hacia la izquierda.

En este tramo dejé de mirar el track, porque se iba por un sector con mucho más acarreo del que estaba transitando y preferí mi alternativa. Son gustos.

Cerro Emilio

cerro cuyin manzano vista filo cerro emilio
Vista desde el filo del cerro Emilio, hacia el Norte

El filo del cerro Emilio me recibió con rafagas de viento frío. Ahora me quedaba transitarlo hacia el sur y luego el descenso.

El mallín que sería mi espacio de vivac para la noche estaba ahí abajo y sería la base para encarar la cumbre del cerro Cuyín Manzano.

Por lo que observé, la cumbre del Emilio requiere un poco de escalada y entre el frío y el viento me pareció mejor no intentarla y enfocarme en llegar al mallín.

Del lado noreste del filo, había arena. La que había conocido unas semanas atrás en el cerro O’Connor o en el cerro Dormilón. Esa arena fina, más característica de una playa que de un filo de montaña. 

cerro cuyin manzano arena
Del lado de la arena. A la izquierda el Cuyín Manzano.

El día se había hecho larguísimo. Ya estaba cansado y a medida que bajaba, las ráfagas de viento me hacían prever una noche movida. Eso me llevó a que una parte de mis pensamientos analizaran un abandono, un regreso rápido a la ruta.

¿Abandono?

Fue un sentimiento algo extraño, como que me desdoblaba en dos. Mi cabeza iba por un lado pensando en el regreso, analizando tiempos, energía y recorridos.

Tengo la linterna y el sendero está bien señalizado…

En cambio, mis piernas totalmente sordas a lo que la cabeza estaba rumiando, avanzaban según los planes, llevando mi cuerpo hacia el mallín. 

El mallín estaba muy abajo.

¿Qué pasó? ¿Porque estoy bajando tanto?

No veía una ruta de descenso clara y fue otro momento de fe. Solamente tenía que seguir el track, no innovar. Todo va a salir bien.

Bajar tanto siempre quiere decir que será necesario recuperar altura en otro momento.

Mallín

Entre pastos, rocas y las primeras cascaditas del mallín, llegué a un lugar plano. Casi al final del descenso incluso encontré un lugar para el toldo.

Pero seguí bajando un poco más hacia el mallín más profundo y empecé a analizar subir el cerro Cuyín Manzano en ese momento.

Miro el reloj: 18hs. 

¿Qué hago?

Todavía me quedaba algo de energía. Hacer un esfuerzo en ese momento iba a significar tener más tiempo al día siguiente (en caso de que la lluvia se adelante).

Pero, también quería decir que iba a estar corriendo al regreso de la cumbre para no perder la luz.

Mañana, mejor.

Vivac

Armé el toldo y aproveche a cenar temprano. Según el pronóstico, el viento se calmaría cerca de las 23hs hasta las 9hs del día siguiente.

Nunca sucedió.

cerro cuyin manzano vista desde mallin
Mirando al cerro Cuyín Manzano a punto de irme a dormir. A la izquierda está el filo que hay que seguir hacia su cumbre

Durante la noche, las ráfagas movieron y sacudieron la lona agarrada al suelo. Me sorprendió que no se vaya todo volando. Hubo varios momentos de insomnio.

Ya fue

Durante la noche había tomado la decisión de volver a casa temprano. Entre el pronóstico de lluvia y estas ráfagas no veía bien una subida a la cumbre. 

Si bien dormí muy poco, la mañana me encontró con el toldo en pie y un cielo despejado. Aunque las ráfagas continuaban.

Otra vez lo mismo. Mi cabeza calculaba tiempos de regreso y mi cuerpo ya estaba en movimiento hacia la cumbre. De alguna forma, bajo la protección del toldo, armé la mochila cuidando que nada se vuele. 

Un capítulo aparte sobre el toldo

cerro cuyin manzano vivac
Vivac cerca del mallín

Esta vez usé un toldo más chico y liviano. Fue un regalo de Juan Martty que en su paso por Bariloche para la 4 Refugios me dejó su primera producción. 

La tela es de poliester siliconado, antidesgarro y las costuras están selladas con silicona. Me resultó muy compacto (2.75m x 2.20m) y liviano (menos de 300grs.) para llevar en la mochila.

Tiene una sección parte con mosquitero que seguramente pruebe la temporada siguiente.

Hay mucho cariño puesto en la fabricación de este toldo. Si te interesa explorar esta alternativa de aventura escribile a Juan.

Hacia la cumbre del Cuyín Manzano

Terminé de bajar al mallín y aparecieron lugares muy húmedos, donde la bota se hundía en una esponja de pasto. Por momentos el viento se calmaba y me ilusionaba con un ascenso tranquilo. Eran las 8.20 de la mañana.

En la ladera opuesta, tres figuras pasaron corriendo tan rápido que adiviné unos ciervos.

Nada más que viento

Cuando me acerqué al filo que empieza a formar la subida al cerro, reapareció el viento y esta vez, recargado.

La pendiente desde el mallín hasta la cumbre tiene momentos con más de 40% de inclinación. El viento parecía encajonarse, tomar velocidad en el valle que mira hacia el norte y concentrarse en el col de los filos. 

cerro cuyin manzano pendiente

Hacia el otro lado, la ladera del cerro cae abruptamente. No es una caída definitiva, pero el viento era tal que tenía que concentrarme en cada paso para no perder el equilibrio y rodar

Incluso, antes de subir, había pensado en dejar la mochila en el suelo para subir liviano y rápido pero ahora pensaba que al regreso no iba a encontrar ninguna mochila.

Casi en el filo encuentro un respiro en unas piedras que hacen de alero. Ahí me detengo unos minutos para recuperarme, quitarme el gorro, el buff  y la capucha de la campera. Puedo mirar el paisaje y sacar alguna foto. 

Con una perspectiva más alta, el cielo ya no aparecía tan despejado. Sobre el horizonte, en las montañas de Bariloche o en plena cordillera, nubarrones plomizos empezaban a oscurecer el paisaje.

Seguí trepando y llegué a una primera cumbre. Desde ahí, elegí el filo del sur al resguardo de las ráfagas y todavía con algo de sol. Recién a 5 minutos de la cumbre pude desprenderme de la mochila y encararla definitivamente. 

Había tanto viento que honestamente siento que fue todo un sueño. Nunca me pasó de subir una montaña con una fuerza en contra tan grande. Sólo recuerdo la sensación de aturdimiento.

De aquel lado del filo, del lado protegido, se escuchaba lo que me hacía acordar al rugido de una turbina que sonaba sin cesar. 

cerro cuyin manzano cumbre
En la cumbre del Cuyín Manzano

Cumbre del Cuyín Manzano

La cumbre del cerro Cuyín Manzano de 2225m tiene una gran pirca que permite incluso pararse encima. Lo hice unos segundos para el clip del video y volví a mi escondite. 

Intenté recorrer el paisaje con la mirada y reconocer las cumbres vecinas. Muy evidentes eran el Cerro López, Capilla y Bonete, hasta que se tapó de nubes. Hacia el norte, la verdad que no sé… los ojos se cerraban con las rafagas frías.

cerro cuyin manzano vista cerro lanin
Vista al norte desde la cumbre. ¿Ves el Lanín?

Suficiente

En algún punto de la subida se había deslizado el “¿Qué estás haciendo acá?”

Honestamente, no salgo a hacer estas caminatas como un reto o un desafío al espíritu humano, superar algún desafío físico ni nada por el estilo. Simplemente me gusta caminar por las montañas descubriendo paisajes

Por eso el ¿qué hacés acá?, presionado por las ráfagas de un lado y el filo del otro, en un lugar remoto. ¡Ah! y la lluvia que ya se veía cayendo en el horizonte.

Agarré de nuevo la mochila y bajé rapidísimo. El terreno del cerro lo permitía porque no había más que acarreo. 

De nuevo en el mallín y otra vez protegido del viento terminé de hacer el cambio de ropa, dejando la remera térmica y los guantes en la mochila.

cerro cuyin manzano mallin
De nuevo en el mallín. Atrás quedó el cerro Cuyín Manzano

Encaré el regreso definitivo con la subida nuevamente al filo del cerro Emilio y con muy buen humor.

Es que me acordé que a la noche había decidido volver sin llegar a la cumbre. Y que desde que abrí un ojo no tuve otro objetivo que subir. Y me sentí muy bien.

El sol ya empezaba a esconderse entre los primeros nubarrones oscuros. El viento cada tanto pasaba sobre los pastos verdes, las flores amarillas y los hilos de agua desde las vertientes. ¿Se nota que estaba de mejor humor?

Sobre el filo del cerro Emilio el día ya era definitivamente gris

Elegí un descenso rápido y directo al valle. Pasé de nuevo las lengas y entré al bosque. Ya está, me dije. Ahora que llueva.

Entré al sendero del Mallín de las Nieblas con algunas gotas de lluvia esporádica. Arriba en el filo que había transitado ya llovía y el viento, fuera del bosque, continuaba con fuerza.

¿Qué onda el Cuyín Manzano?

No puedo decir que haya sido una salida que disfruté particularmente. Estuve 6 horas caminando por el bosque con muy pocas vistas. Al final del bosque algo de pelea con la vegetación y más arriba hubo muchísimo viento.

Y como te comenté más arriba, ¿cuál es el sentido?

Sí, ya sé lo que vas a decir.

Si estás leyendo esto en tu oficina, con el ruido del tráfico afuera de la ventana, estás pensando, ¿de qué se queja este tipo?

Afortunadamente puedo darme estos lujos, contarte estas experiencias y compararlas. Hay caminatas que se disfrutan con paisajes impactantes y buen tiempo y otras que desafían el físico y la mente.

Un valle cerrado se disfruta mucho más en pleno otoño. De otra forma me resulta monótono y en pocos minutos estoy aburridísimo.

Lamentablemente, esta zona se cierra para la caza control del Ciervo Colorado. Justamente en la mejor época para disfrutar de los colores del otoño. Lo mismo pasa, por ejemplo, con la zona del refugio Velco, en el valle del Ñirihuau. Una lástima.

Cómo es el camino a la cumbre del Cuyín Manzano

Desde la salida de la línea de vegetación empieza la subida por el anfiteatro que forma el filo del cerro Emilio. Allí hay mucho acarreo y no queda otra que poner primera y los ojos en el suelo.

Desde el filo del Emilio, se empieza a bajar hacia el mallín. Paciencia y cuidado. Los bastones son muy importantes.

Llegando al mallín, preferí no bajar hasta el fondo y desde una altura conveniente rodearlo para alcanzar el filo que lleva, como una avenida, hacia el filo del Cuyín Manzano. Esa subida tiene de nuevo acarreo de distintos tamaños, pero firme.

En total, caminé 36 kilómetros en dos días. Así quedó el recorrido en Wikiloc. No vi a otra persona en todo el recorrido que hice.

Pero sí, muchas huellas y rastros de animales, desde ganado a ciervos. Incluso dos ratones muertos sobre el sendero. Por todo esto, sólo recogí agua cuando estuve en un lugar bien alto.

Espero que te sirva la experiencia.

9 comentarios en "Cerro Cuyín Manzano"

  1. Janis. Como siempre, marchando hacia lo nuevo. Eres persistente; tenés que tener un estado físico impresionante para no quedar en el intento. Se agradece esta nueva aventura, las descripciones (y la data de Juan) y, por supuesto, las imágenes. Saludos.
    Carlos

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  2. Buenas! Escribís y describís muy bien. Entiendo perfectamente lo que decís y me encanta eso de “salir a caminar porque te encanta” … es así… a veces y tal como dijiste. Nos estamos quejando en la oficina o el trabajo, mejor hacerlo mientras haces algo que te gusta. No siempre va a ser todo con una sonrisa. Pero siempre está. Lo que hace que uno se diga “que hago acá” es el cansancio… porque a veces uno dice…. “ya está, por un mes no salgo mas”… y a los dos dias, ya descansado… querés salir de nuevo porque lo maravilloso y hermoso que tenemos para disfrutar… es inigualable. Y lo tenemos acá nomás!!!…. buen trekking este… nunca lo había oído y solo se trata de caminar… gracias por compartir y aunque no sé si algún dia lo camine… al menos lo pude visualizar perfectamente con vos. Abrazooo y por muchas mas levantadas de polvo a tus pies.

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    • ¡Tal cual, Ale! La cantidad de veces que volví de una caminata larga y dije lo mismo. ¡Y a los dos días ya estamos viendo mapas y recorridos de nuevo! Que vicio.
      Ahora me falta editar el video 😉

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  3. Muy bueno Janis.
    ¿Sabes por qué el sendero no está habilitado? Raro que esté bien mantenido (según tu apreciación) siendo que no está habilitado.
    Y quedo a la espera del capítulo aparte del toldo.
    Saludos.

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    • Hola Sebastián, el tramo que tiene un sendero mantenido por el PN Nahuel Huapi es que va hasta el Mallín de las Nieblas. Ese tramo, está habilitado en la temporada y está mantenido y señalizado. Pero ahora mismo pasó a estar cerrado por la caza del Ciervo Colorado. El resto del recorrido no transita por senderos.
      ¡Gracias por el mensaje!

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  4. Janis, cómo siempre te digo, andá preparando el libro que reuna tus caminatas, fotos y mapas! Muchos están esperando eso! Además tus relatos no sólo son entretenidos y reales, también son vívidos!
    Gracias x “llevarnos de caminata!
    Saludos

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