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Cerro Granítico

Banner trekking al cerro Granítico en BarilocheBanner trekking al cerro Granítico en Bariloche

El cerro Granítico (2200 msnm) es el más alto de una cadena de cerros que empieza al este del lago Hess y termina en el oeste, en un valle detrás del cerro Padre Laguna. El río Manso lo rodea desde el Mascardi, bajando al lago de los Moscos, Hess, Rocca y de nuevo el Manso.

Mirá, no te complico la imaginación y te dejo esta perspectiva para que te ubiques:

imagen en google earth del cerro Granítico en la zona del lago Mascardiimagen en google earth del cerro Granítico en la zona del lago Mascardi
Ubicación del cerro Granítico

Mientras escribo este posteo veo que hay distintas rutas al Granítico publicadas. En la mayoría suben primero al Falso Granítico (un cerro entre el Granítico y el lago Mascardi) para después bajar a un mallín y subir finalmente al cerro Granítico.

Este es el relato de una ruta distinta.


Este es solamente un relato de mi experiencia. Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad.
No te recomiendo seguir este recorrido.

Conocí a Luca siguiendo sus tracks en Wikiloc y después viéndolo como el compañero de caminatas de Stefano Righetti, en sus videos. Conectamos por IG y finalmente pudimos coordinar para una salida.

Luca es de los tipos con una reputación que los precede.

Según esa reputación, mi desafío sería no perderle el ritmo. Y después de esta salida, me siento orgulloso de poder decir que no lo tuve muy lejos la mayor parte del camino.

Observando sus pasos sobre todo desde atrás, las botas en sus pies parecían en realidad las orugas de un tanque de guerra. El tipo avanzaba a paso firme sin importar los cambios en el terreno, ni el desnivel, ni qué estuviera adelante.

Aprovechando su experiencia (+400 cumbres entre Alpes y Andes) me puse en modo turista. Apagué los controles de navegación y dejé de prestar atención a las referencias del camino; esos puntos del trayecto que siempre vamos recolectando mentalmente.

Aunque Luca consultaba mi opinión en cada encrucijada, yo intentaba no decir ninguna pavada que demostrara mi ignorancia y me limitaba a decir “lo que vos digas, Luca”.


Así es que un domingo llegamos por la ruta al cerro Tronador hasta el camping La Querencia, donde dejamos el auto. Lo único que yo sabía es que íbamos a recorrer un valle cerca del Granítico. 

Ignoraba todo el resto: por dónde encararlo, cómo era el sendero, el desnivel, hasta dónde llegaríamos. Es decir, un montón de las averiguaciones que hay que hacer antes de cualquier salida. 

Finalmente, el recorrido que inició en el sendero de Huella Andina después subió hacia un largo y amplio valle entre dos cerros: el Granítico y el Falso Granítico.

Vista desde el cerro Granítico al valle y al cerro Falso Granítico. En primer plano una persona mirando de frente a la izquierdaVista desde el cerro Granítico al valle y al cerro Falso Granítico. En primer plano una persona mirando de frente a la izquierda
Al fondo se ve el amplio valle con el cerro Falso Granítico a la izquierda y la cadena del cerro Granítico a la derecha. El mallín de verde mas claro es el que caminamos desde el extremo más lejano.

Esta caminata llega hasta los pies mismos del Granítico, desde donde se encara la pared final hacia su filo.

Pero vamos paso a paso.

Las delicias de hacer trekking en Bariloche en enero

Cualquiera que haya visto el pronóstico de ese día hubiera preferido ir a una playa o quedarse al resguardo de alguna sombra, con un vaso de agua helada en la mano.

Por eso, Luca propuso este recorrido en particular: porque transita en su mayor parte bajo la protección de un bosque alto y fresco. 

También sumamos a la planificación un inicio bien temprano. El día empezó antes de las 6, pero fue cerca de las 8 cuando iniciamos la caminata. El primer destino fue una zona con los rastros del incendio de 1999.

El sendero al cerro Granítico

Huella Andina

Luego de abandonar la Huella Andina que llega al lago Steffen, la pendiente empieza a ser apenas mas intensa y ahí mismo, aparecieron los abrojos y los primeros tábanos del día. Otras de las perlas de caminar en enero.

Pasamos un arroyito y en ese paisaje lleno de árboles negros y plateados por el incendio, vimos un cartel de la universidad del Comahue con un mensaje algo críptico de “No tocar”.

Cartel de la universidad de Comahue en la zona del incendio de 1999Cartel de la universidad de Comahue en la zona del incendio de 1999
Nos reímos con el No tocar… ¿qué cosa?

Subiendo hacia el mallín

A partir de este punto nos internamos definitivamente en un bosque alto de Lengas. Sin un sendero claro a la vista lo empezamos a subir a ritmo tranquilo.

A la derecha se escuchaba un arroyo y la pendiente nos llevaba hacia el terreno plano que hay entre las dos cadenas, la del falso y la del granítico.

Caminando en el mallín

Por momentos este valle parecía un jardín y bromeamos con el parecido de algunos sectores a un campo de golf. Sobre todo por los manchones de césped muy verde pegados al límite del mallín con el bosque.

Hacia el centro del mallín apareció un toro que nos mantuvo atentos durante el resto del recorrido. También vimos vacas, caballos y muchas liebres.

Una persona a la sombra ante el valle y mallínUna persona a la sombra ante el valle y mallín

Un bosque cerrado

Hacia el final del mallín, Luca sabía que debíamos iniciar un ascenso hacia la ladera que teníamos a la izquierda, al sur. Todavía sin tener el sendero a la vista, atravesamos unas quebradas con un tramo de bosque mucho más cerrado.

Hubo muchas subidas y bajadas sobre las zanjas de arroyos secos. Saltábamos de una margen a la otra o subíamos tomándonos con esfuerzo de los troncos y quitando ramas del paso.

Finalmente, encontramos un sendero que nos atravesaba de este a oeste.

Al fin, un sendero

Al principio lo seguimos, dudando un poco de la buena suerte. Un poco más adelante ya se lo notaba bien marcado y sirvió para encontrar un paso importante.

Era el lugar justo para cruzar el cauce de rocas mas profundo e importante, antes del mallín final que se forma en la base del cerro.

Todo ese último trayecto estuvo mejor marcado. Pudimos llegar para almorzar muy cómodos junto al arroyo que conjuga varias caídas y cascadas que llegan desde la cumbre. 

Reset

mochilero parado al lado de un arroyo a los pies del cerro Graníticomochilero parado al lado de un arroyo a los pies del cerro Granítico
Este fue el lugar de almuerzo. ¿Qué tal?

El pronóstico se estaba cumpliendo.

El sol ya brillaba bien alto sobre un cielo muy celeste. Aprovechamos la corriente fresca para resetearnos. Almorzar tranquilos (siempre atentos a la aparición del toro – había unas vacas a lo lejos), sacarse la transpiración y preparar la subida al filo.

La subida al filo del cerro Granítico

Para eso, dejamos algo del peso de las mochilas junto a una gran roca y encaramos la trepada más livianos. Luca propuso seguir unos metros más, hacia un col al oeste, para tener una mejor perspectiva de la ruta.

Desde ahí iniciamos lentamente la subida con el objetivo puesto en una canaleta.

A pesar de que la pendiente se anticipaba intensa, coincidimos en que la estábamos transitando sin inconvenientes. A ritmo tranquilo, sacando fotos y conversando sobre el paisaje, llegamos a un descanso en el terreno.

Vista a la cumbre del cerro Granítico desde el mallín Vista a la cumbre del cerro Granítico desde el mallín
Desde el mallín esta es la vista al cerro Granítico

Cómo caminar en la nieve: primer nivel

cerro granitico caminando sobre nieve s 1cerro granitico caminando sobre nieve s 1

Desde ahí, el filo estaba a pocos minutos. Cortando camino por los últimos manchones de nieve de la temporada, Luca marcaba el rumbo y yo le seguía las pisadas. Según me recomendó: cortitas y cuidando el equilibrio con una leve inclinación hacia la nieve. “Pateando un poco la nieve, total no le duele” (con su acento italiano, claro)

La única forma de haber cruzado esos manchones fue con la seguridad que Luca me transmitía. De haber estado en esa misma situación en solitario, creo que los hubiera esquivado. La caída no tenía un final a la vista.

El filo del Granítico

luca graniticoluca granitico
Luca admirando su querido Bonete desde un descanso en la subida al filo del cerro Granítico

A esa altura, había extensiones de rocas mas lisas. Son esas partes donde se nota el deslizamiento infinito y constante de nieve y hielo. Nuestros pasos ahora eran saltos, amplios y seguros de una roca hacia otra.

Dejamos los bastones y empezamos a usar manos y pies. Ya eran los últimos metros trepando rocas enormes, con la punta de los dedos en alguna grieta o haciendo pasos laterales con mucho cuidado. 

Finalmente, subiendo una rodilla sobre la roca caliente y luego la otra, nos elevarnos con mucho cuidado en el filo definitivo del cerro Granítico.

Luca en un extremo y yo en otro. Nada más arriba nuestro que este cielo cristalino de enero. Una brisa refrescante, apenas, hacía el momento perfecto.

Desde ahí arriba llegué a ver la ubicación de la laguna Azul que había visitado hacía pocos días, el cerro Bonete y el mirador de la isla Corazón, de la misma travesía.

Casi, la cumbre

Mientras escribo estos renglones, estoy pensando en que caminar en la montaña tiene mucho de anticipación.

¿A qué voy con esto?

cerro granitico filo scerro granitico filo s
El pico del medio es el que tiene la cruz en la cima del cerro Granítico

Es que no estábamos en la cumbre. Se la veía ahí cerca, apenas a 15 minutos. Solamente rodeando una aguja vertical que se interponía. 

Desde donde estábamos, vimos una cruz muy chiquita que señala la cumbre. Y aunque hubiese sido un cierre perfecto, tener una vista de 360° desde la cumbre del cerro Granítico, no teníamos mucho margen.

Luca ya anticipaba que esos 15 minutos de ida, significaban en realidad, una hora más. Con la estadía y regreso incluido al mismo punto donde nos encontrábamos.

A esta altura del cerro y del día, no nos quedaría resto. Y por lo que te decía arriba, preferimos no intentarlo. Sin otra razón que evitar el regreso en la noche.

La parte más difícil: el regreso

cascada graniticocascada granitico
¿Lo ves? Luca bajando por la canaleta y la cascada atrás
flores granitico sflores granitico s
Al final había un campo lleno de flores de varios colores

Digo “más difícil” porque es la etapa que más me cuesta. Por alguna razón me siento muy inseguro y cuido cada pisada para no arrastrarme al suelo o torcerme algo. Claro que no lo logro y termino vas veces en el piso de las que quisiera.

Para la bajada desde el filo elegimos una ruta distinta: una canaleta más encajonada que tiene un par de cascadas muy lindas y el arroyo termina en un campo de flores. Todo muy Heidi.

Desde ahí, volvimos a buscar el resto de las cosas de las mochilas y a recorrer otra vez el bosque y el mallín.

El objetivo era hallar el resto del sendero que descubrimos casi en la última parte y que nos llevaría, como si fuera una autopista, hacia el mallín y de vuelta al lugar del coche.

Desde el punto en que el sendero estuvo mas claro es desde donde grabé la ruta con Wikiloc. El resto lo edité con Google Earth para tener el trazo completo.

zona granitico con track s 1zona granitico con track s 1
La ruta completa editada

Iniciamos la bajada desde el filo a las 16hs y a las 21hs estábamos en el auto. ¿Sabés a qué hora llegué a mi casa? Dale adiviná.

Otra de las delicias del mes de enero es la congestión de gente y autos en la ruta 40, desde la zona de Villa Mascardi hacia Bariloche.


Si bien estuvimos caminando todo el día y quedamos extenuados, transitamos por una variedad de lugares y paisajes difíciles de encontrar en la zona.

El valle entre los graníticos (el falso y el posta) con su mallín y sus bosques de lengas a los costados, es inmenso. Tiene algo del Rucaco y por consiguiente de algo Tierra Media. Pero el Rucaco queda chico en esta comparación.

El propio bosque promete mucho para el otoño. Gracias a la idea de Luca, caminar por ese bosque hizo que el calor de enero apenas se sintiera.

Pude conocer este cerro y tener una perspectiva de la zona para otras caminatas. También tuve la oportunidad de observar y aprender de la experiencia, consejos y humildad de Luca.

No menos importante, fue aprender algunas puteadas a los tábanos, ¡en italiano!

Gracias a Luca por permitirme acompañarlo en esta aventura.

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