Así se planea mal un trekking

El invierno venía muy tibio y pensé que el camino al refugio Velco no estaría con mucha nieve. Podría conocerlo y descubrir los paisajes del este, sobre el lago Gutiérrez y el valle del Ñirihuau.

¡Ja! Qué iluso.

Había descargado dos rutas al celular. Ambas partían desde el arroyo Torrontegui cerca del lago Gutiérrez, sobre la ruta 40 que une El Bolsón y Bariloche.

• Una subía bordeando el arroyo:
  • https://www.wikiloc.com/hiking-trails/velco-por-torrontegui-22773613
• la otra se desviaba por el filo del cerro Confluencia:
  • https://www.wikiloc.com/hiking-trails/gutierrez-velco-69821761

Este es un relato de mi experiencia. No lo tomes como una guía o recomendación.
Al momento de escribir este artículo, este sendero no figura habilitado por Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad

El plan

Obviamente antes de encarar una caminata nueva uno averigua todo lo que puede. El plan inicial era subir lentamente por el valle y llegar a la laguna Hosseus, que a esta altura del año (agosto) estaba congelada. Desde ahí bajar al Velco.

Siguiendo el track obedientemente, el camino se fue haciendo cada vez más estrecho y difícil. Es un sendero que no está mantenido y la vegetación está cubriéndolo hasta que ya no se distingue.

Está señalizado pero a pesar de que hay unas bolsas de nylon anudadas a ramas y árboles por momentos el sendero desaparece absolutamente.

Juro que lo intenté

Intenté de varias formas. Pero en un momento me ví caminando en cuatro patas por abajo de un montón de ramas y las piernas sangrando con los latigazos de las plantas.

Juro que lo intenté. Se me hizo realmente imposible y en cuanto pude cambiarme al sendero por el cerro Confluencia lo hice. Puse los dos tracks al mismo tiempo en el celular y noté que estaba en un punto donde ambos pasaban cerca.

Esto me atrasó un par de horas. Ya había salido tarde de la ruta y el día estaba muy avanzado.

Por los filos

Llegar a la cumbre del Confluencia tampoco es sencillo. Una te pido, ¡una!

Toda esa cadena montañosa tiene mucha pendiente y la subida va limando toda la energía de las piernas. Una vez ahí arriba hay que seguir por el filo de los cerros para luego bajar hacia la laguna Hosseus y finalmente descender un poco más por una canaleta para llegar al Velco.

Pocas luces (mías)

Prácticamente sin luz, la bajada desde la laguna Hosseus al valle del Ñirihuau, donde está el Velco, la hice en culipatín por una canaleta congelada. Abajo, en el valle, había mucha nieve. Ya casi era de noche.

Mucho frío y mucho miedo. Por primera vez estaba asustado. Estaba caminando por el bosque sin luz y la nieve hasta las rodillas en un lugar que no conocía.

El refugio apareció con el último reflejo de luz y me abalancé hasta la puerta que abrí de inmediato. La dejé abierta para ventilar el lugar mientras me sacaba la mochila y recuperaba el aire.

Entré al refugio, encendí una salamandra con la leña que se mantiene debajo de los asientos y me cambié la ropa mojada. Salvado.

Temblaba

En poco tiempo entré en calor, pude calentarme la cena y prepararme para descansar.

Al día siguiente me desperté lo más temprano que pude. Anticipando la trepada con hielo de la canaleta más todo el trayecto que me faltaba completar, salí lo antes posible. Pero había un factor (uno más y van…) que no había tenido en cuenta.

No llegué a recuperarme del cansancio del día anterior y todavía tenía que subir y bajar una montaña. Salí del refugio y a los pocos pasos tuve que parar y descansar.

Estaba liquidado y el día recién empezaba.

Iba a ser un día muy largo

Subí hasta la laguna y lo consideré todo un logro. Todavía me quedaban unas 6 horas de caminata, seguir subiendo al Confluencia (de nuevo) y desde allí bajar a la ruta.

Mucho viento (pero mucho) y en el horizonte ya se veían las nubes oscuras de una tormenta. Poco a poco empezó a caer nevisca y como una foto, me quedó la imagen de mis pasos entre una nieve muy fina volando al ras del piso. Los pasos eran muy cortitos y tuve que hacer muchas paradas para descansar.

¿Qué hice mal?

Antes que nada, no me digas nada. Ya sé que hice muchas cosas mal. Mirando el vaso medio lleno, muchas enseñanzas, pero ante todo:

• No hacer una ruta por primera vez en invierno, con nieve y hielo
• No conocía el lugar donde estaba yendo y tampoco estaba al tanto de la exigencia física que me iba a demandar.
• Además, no sabía la cantidad de nieve que se podía acumular.
• Empezar a caminar temprano
• Más allá de la distancia, evaluar la pendiente. No es lo mismo 13 kilómetros al Jakob que 13 kilómetros al Velco
• Considerar el cansancio y la energía que me queda de un día para el otro

¿Qué hice bien?

No mucho en realidad:

• Tenía el mapa del lugar en el celular y estaba bien orientado.
• Llevé varias rutas y tenía rutas alternativas que me sirvieron para buscar un mejor sendero.

Ojo, con perspectiva, en realidad tendría que haber regresado en cuanto vi que la ruta que había planeado estaba tapada de vegetación y me estaba retrasando. 

Sobre todo si no sabía qué había más arriba.

Pero, entre lo que hice bien y lo que hice mal, me quedo sobre todo con un aprendizaje muy personal. En ningún momento me abandoné o me rendí.

En resumen:

• se trata de una ruta larga y exigente
• la variante que hice subiendo al Confluencia es de 13 kilómetros con mucha pendiente
• en invierno las laderas que dan al este están más cargadas de nieve y hielo y el descenso desde la zona de laguna Hosseus al valle del Ñirihuau no es sencillo
• hay que tener en cuenta el gasto de energía de un día para el otro