Cuando no, el que plantó la semilla fue Luca. Él mismo ya había intentado algunos caminos a la cumbre del cerro Padre Laguna. De hecho me había invitado a subirlo el año pasado pero no se nos dio.
Tanto el cerro Tres Reyes (pendiente de subir al Blog) como la vuelta que hice por Laguna de los Témpanos tuvieron pasos interesantes. ¿Me habían preparado para el cerro Padre Laguna?
Ya sin Luca en Bariloche, coordinamos con Rodrigo de Trekking Travel Fun para subirlo.
Contenido del artículo:
Este es un relato de mi experiencia. No lo tomes como una guía o recomendación para llegar al lugar.
Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad.
No te recomiendo seguir esta ruta
Cerca de las 8 llegamos con mi auto al inicio de la ruta, en la zona del lago Guillelmo sobre la ruta 40.
Elegí dejar el auto al borde de la ruta. Y esta elección me dejó intranquilo durante buena parte de la subida. Podría haberlo dejado más lejos, en la entrada del camino al Tronador, tenía el puesto de Parques Nacionales con más seguridad.
El inicio del recorrido sigue el lecho vacío de un arroyo de deshielo. Prácticamente seco, tiene varias pircas al costado que marcan el rumbo.
Tal vez, por la emoción de seguir un recorrido tan evidente, pasamos por alto un desvío que se aleja del arroyo. Esta distracción nos obligó a retroceder entre las rocas y volver a encontrar la senda que nos lleva directamente al primer col rocoso de la ruta.
Una subida empinada
Toda esa subida es muy empinada. Afortunadamente en esta etapa nos acompañó el cielo nublado y algo de viento frío.
Por momentos se distingue el recorrido y en otros hay que buscar las pircas que lo señalan. A poca altura ya empieza a desplegarse el paisaje hacia el norte, sobre todo. El lago Mascardi, y la laguna Juventus, el cerro Huinca más acá o el Capón, más allá.
Por la pendiente pronunciada y de tanto buscar donde colocar cada paso, se descubre otro paisaje. El del suelo de rocas tan variado del cerro Padre Laguna. Distintos tipos y colores. Incluso, hay todo un sector de color rojizo. Allí bromeamos sobre un camión de ladrillos volcado.
Otras parecían una imitación perfecta de madera, incluso con dibujos y colores similares a los anillos de un árbol.
¿Cerca de las 11? Creo que sí… llegamos al primer collado. Después de pasar por la punta rocosa que nos sirvió de guía desde abajo, empezamos a descender por el col de colores.
No, no puede ser por ahí
Allí nos detuvimos y alzamos la cabeza. La mirada recorría la pared de piedra delante nuestro. Subía, subía y seguía subiendo. Llegó el momento de enfrentar lo que sería el primer gran desafío del día.
Adelante nuestro se levantaba un peñón altísimo. En la descripción que hace Luca, lo llama Castillo Rocoso. (imaginátelo con tonada italiana). Y me parece que le hace mucha justicia.
En el celular tenía dos rutas cargadas. Una era la de Luca de 2021 (que llegaba hasta un punto del filo un poco más arriba) y la otra era de una persona que llegó a la cumbre.
Derecha o izquierda
Lamentablemente, no me había tomado el trabajo de diferenciar los tracks con colores o siquiera copiar el texto descriptivo que dejó Luca en Wikiloc. Tanto Luca como Rodrigo son maestros en describir buenas reseñas de los recorridos.
Resumiendo, con poca señalización y sabiendo de los errores normales del GPS no teníamos claro si sortear el castillo por la izquierda o subirlo por la derecha.
Empecé a encarar el rodeo que se anticipaba más fácil, por la izquierda. Cuando veo que Rodrigo decide probar subirlo por la derecha a ver si aparece alguna señal.
- ¡Sí!, es por acá. Acá hay una pirca.
No me acuerdo si abrí grande los ojos por la sorpresa o los cerré con resignación.
Me subí de nuevo al col y empezamos a analizar la ruta de subida.
Rodrigo encaró por un paso bien a la derecha de la pared pero enseguida noté que no lograba avanzar. Lo veía analizar, probando un paso y regresando, apoyando una mano y sacándola. Como lo noté con tantas dudas, decidí intentar otra opción, más a la izquierda de la pared.
A pesar de la verticalidad, los pasos y agarres me resultaban seguros y pude trepar rápido.
La pared, en realidad, forma un cono que confluye más abajo en una canaleta de roca lisa. Es el inicio del lecho del arroyo que caminamos al principio.
En subida los pasos son más seguros y pude pasar del extremo izquierdo del cono al derecho. Rápido y sin mirar para abajo, en pocos minutos estaba en un lugar seguro donde paré a descansar. Ahora quedaba ver cómo seguía Rodrigo.
A los gritos
Un poco a los gritos (por la distancia , no porque estuviéramos discutiendo) le dije a Rodrigo sobre el recorrido que hice. Así que me quedé esperando a que Rodrigo salga de la trampa en la que se había metido.
Desde mi perspectiva veía al hombre araña con manos y pies repartidos en la roca. Intentando salir de ahí con muchas dudas.
Es una situación muy fea y por momentos parece no haber salida. Cualquier movimiento altera el equilibrio de todo el cuerpo. Sacar una mano o un pie de un lugar seguro, intentar apoyarlo en otro lugar y tener que regresar a la posición inicial para recuperar la tranquilidad te va limando la confianza. El tiempo pasa y los músculos se cansan.
No somos escaladores y hablándolo más tarde nos sentimos identificados.
Eventualmente Rodrigo logró salir de esa situación y tomó la ruta que seguí. Tuvo que parar y descansar del momento de tensión. Recobrar su buen humor.
Como hablaríamos después, ese paso no lo dejó bien y le tomó varios minutos retomar la motivación para seguir subiendo.
Deben haber sido 30-50 metros pero nos consumió cerca de una hora.
Todavía faltaba un empujón más. Vimos más pircas que seguían marcando el camino hacia el filo, así que no estábamos tan locos. O visto de otra forma, pasamos a formar parte de un grupo de locos que habían transitado esa subida.
Llegamos al filo con vista al Oeste. Allí se apareció el Tronador y el brazo del lago Mascardi que contiene la Isla Corazón, los cerros Cresta de Gallo, Cuernos del Diablo, Bonete, Punta Negra, el área de Los Césares, Los Rápidos, en fin, una vista infinita.
También apareció el Cerro Granítico que habíamos subido con Luca un año atrás. Bien abajo, también se ve con claridad el valle que vincula el Lago Mascardi con el Lago Steffen a través de la etapa 26 de Huella Andina.
Habiendo recuperado la tranquilidad nos propusimos analizar por donde volver. No nos imaginábamos bajando esa misma pared.
Con esa vista y después del susto nos dimos cuenta que también había salido el sol.
Al filo
Desde la falsa cumbre al norte del cerro Padre Laguna sólo queda seguir el filo con dirección al Sur. Y aunque diga “sólo seguir” no es que las cosas se hayan puesto más fáciles. Los desafíos no paraban.
Una vez sobre el filo Norte-Sur, lo transitamos faldeando el lado Oeste. Hacia el Este, del otro lado, cae con más pendiente y mucho acarreo, con cañadones profundos.
El filo tiene el tránsito normal de cualquier filo rocoso. Muchas subidas y bajadas, rocas sueltas y pasos algo jugados.
Continuábamos sorprendidos de encontrar pircas para seguir. A pesar de esto construimos algunas señales más, cuando veíamos que el paso no era claro pero sí era el correcto. No te prometo nada que dure mucho, la construcción de Pircas no es lo mío.
Hacia el final del recorrido pasó lo que suele pasar. La cumbre real parece cerca pero en realidad se va moviendo cada vez más lejos.
Cumbre del Cerro Padre Laguna
Casi en la cumbre, ahora sí, pasamos hacia el Este, trepamos casi en cuatro patas a un col algo arenoso y desde ahí hicimos la última subida. Aunque tenía la duda de otro pico cercano, una cruz de cañas y atada con alambre me convenció.
Ya eran las 2 de la tarde.
Así que, abrazo, fotos y a bajar.
Habíamos tardado unas 6 horas en subir. Personalmente, ya empezaba a sentir los cuádriceps pidiendo la hora y la rodilla izquierda no me aseguraba su compañía para el resto del día.
Sin haber encontrado una ruta alternativa, todavía teníamos que volver a pasar por ese lugar tan arriesgado. Y sobre todo llegar a las 19hs al auto de Rodrigo. El clásico de Santa Fe no lo iba a esperar.
El descenso
Copiamos el recorrido tal cual lo hicimos en la subida. No encontramos un paso confiable por la cara Este y sin lugar para escaparnos nos tocó enfrentar de nuevo el paredón. Y en la peor situación: en bajada.
Hay una postura que uso mucho en los descensos jugados que dudo que esté en los libros de escalada. Calculo que se usa sobre todo en situaciones de miedo por aficionados como yo: se trata de ir bajando con el culo pegado a la piedra y usando manos y pies para bajar. ¿Vos también usas esta técnica? ¿Está autorizada por el ambiente de escaladores?
Nunca más
La bajada, incluso por la ruta más segura fue mucho más difícil que la subida. Porque, además de la pendiente, la roca se deshace o directamente se pisa sobre rocas sueltas. Es como estar bajando con patines.
Creo que a Rodrigo le salió del alma: “Nunca más”.
Y sí, dudo que nos animemos de nuevo. Cuántas veces se puede sortear un paso así y contarlo. ¿para qué tentar al destino?
Ahora, desde casa, supongo que nos animamos a subir esa pared porque no leí la advertencia de Luca:
… nos pareciò bastante peligroso por la calida de la roca subir directamente por la pendiente abajo de la cumbre norte; si se elije este ultimo itinerario se aconseja llevar casco y cuerda por asegurarse, principalmente en la bajada.
Luca Rosso – Wikiloc
La buena noticia es que hay señal de celular, en las caras hacia norte. Esto es al principio hasta el filo más alto y por último en la cumbre.
No tuvimos demasiado calor y con 1 litro de agua fue suficiente. Un poco más hubiera sido ideal.
- Dejo el track que fue grabando Rodrigo, con más detalles y fotos del recorrido.
- También está disponible el track que llevamos de Luca y el que usamos para llegar a la cumbre