Cada vez que me encuentro con un cartel del tipo “Llevate tu basura” o “No prender fuego” inevitablemente me vienen a la mente las advertencias sobre la salud en los paquetes de cigarrillos.
Pienso que, si con todos los avisos y con todo lo que se sabe sobre el tabaco, las personas que fuman igualmente compran cigarrillos, ¿qué se puede esperar de alguien que tira un papel higiénico en un sendero o enciende un fogón en pleno bosque?
¿Acaso alguien realmente piensa que esa persona va a leer el cartel y cambiar su comportamiento?
¿Va a mirar alrededor y así, de golpe, se va a dar cuenta que eligió visitar un bosque por su belleza y para estar en contacto con la naturaleza? ¿O es que directamente no le importa?
Entonces, si no le importa, ¿cuántos carteles hacen falta para que esa persona razone?
¡Ya sé, ya sé! Con este razonamiento no estoy yendo a ningún lado. No estoy descubriendo ninguna solución. Es sólo frustración, bronca e impotencia.
Quizás es la misma que sentís vos.
Una vez encontré a una familia que encendió un fogón camino a Laguna Negra y no sabía cómo encarar la situación. Me parecía algo tan elemental que no encontraba las palabras para iniciar el argumento.
¿Qué les digo? ¿Cómo se los explico? Hay chicos… mirá si se arma una situación de violencia…
Tardé unos segundos hasta armar la frase y ellos me miraban algo incrédulos. Costó hacerlos razonar.
¿Te pasó algo así?
Seguramente coincidimos en la bronca.
Quizás, incluso, explicás la situación y tenés que aguantarte una puteada. Parecida a la que decís al encontrarte un montón de papel higiénico tirado en un costado del sendero.
Pero creo que de todas formas algo hay que hacer:
- No callarse. No discutir o hacerlo con violencia, pero sí dejar un mensaje.
- Desarmar fogones. Que no quede un mal ejemplo para algún caído del catre.
- Llevarnos algo de la basura que encontremos. Siempre vuelvo con papelitos de cosas que no llevé. No limpio todo, pero algo mejora.
No me canso de repetirlo: vivimos en un país complejo.
Cuando todo falla, queda en nuestras manos el ejemplo y el cuidado de este lugar. Cada acción cuenta. La próxima vez que camines por estos bosques, recordá llevarte no solo tus recuerdos, sino también un compromiso de preservar su belleza.