Los primeros pasos ya me anticipaban que no sería fácil. La pendiente es constante hasta la cima. Y ya te aviso que la bajada no es sencilla tampoco.
El arroyo Torrontegui cruza la ruta 40 y desemboca en el lago Gutiérrez. En primavera baja con bastante caudal. Aquí inicié el sendero hacia el cerro Capón ( ¿Qué pasó con ese nombre? ).
Desde el arroyo Torrontegui
Este es solamente un relato de mi experiencia. Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad.
No te recomiendo seguir este recorrido.
El camino está marcado y señalizado con esas fajas de seguridad de nylon anudadas en arbustos y árboles. También existen algunas pequeñas pircas que a veces cuesta distinguir.
A sólo unos pocos pasos de haber empezado, la pendiente se hizo intensa y en algunos lugares tuve que trepar agarrándome de donde pude. En algún momento el cuerpo se acostumbró y agarré ese segundo aire tan famoso.
Y en un instante, esos que te sorprenden con los brazos en jarra, sacando pecho y tratando de recuperar todo el oxígeno, descubrí el paisaje que empezaba a rodearme.
Primero el lago Gutiérrez, pero unos pasos más arriba ya podía verse la llanura entre el lago Mascardi y Gutiérrez y toda la cara sur del cerro Catedral.
En estos días de primavera me llamó la atención el verde intenso y fresco de las faldas de los cerros de la cadena del Ventana. Además, ver las flores en estas cimas es un privilegio.
El bosque se fue achatando, los cipreses quedando atrás. Adelante apareció un claro entre la salida del bosque y una franja de lengas, más arriba. Aquí perdí el rastro del sendero, pero no el rumbo (que es lo importante).
Después de algunas vueltas saqué el celular y consulté el track que había descargado.
Como una puerta
Encontré el paso sorteando las lengas por arriba y por abajo, sacándome de encima algunas ramas. Finalmente atravesé, como un portal, dos piedras que marcaban el comienzo de una nueva etapa.
Descansé sacándome la mochila y tomando un poco del agua que llevé desde casa. Había cargado un par de botellas grandes anticipando que no había lugar para sacar agua en todo el camino.
Miraba hacia arriba y siempre parecía que la cumbre estaba cerca. Y es que la pendiente y la forma del cerro te engaña, te hace creer que estás ahí nomás. Al menos te mantiene la motivación, ¿no?
Como si fueran balcones, muy erosionados y cubiertos de musgo, resaltan algunas piedras en la subida.
Cada tanto aparecía algún cóndor o águila mora en el cielo. En el suelo había huellas de ciervo que por momentos seguían el mismo track. Mirá vos, con GPS también el tipo.
A no hacerse ilusiones, todavía me faltaba bastante. Sería bueno que hubiera llevado algo de protector solar. La sombra del bosque quedó lejos y el sol del mediodía caía directo.
Por el filo, no
El suelo arenoso se convirtió en rocas más grandes. Lajas filosas que me obligaban a cuidar más cada paso. Encontré que es mejor no seguir por el filo y faldearlo pocos metros debajo, por el sur.
La vista ahora se abría hacia el lago Mascardi. El cerro Tronador hacía algunas horas que ya estaba presente. También los valles que bajan desde el Catedral y bien pegado, hacia el norte, el valle del Torrontegui, con el cerro Confluencia enfrente.
Y cuando menos lo esperaba, llegué.
Acá abajo puede verse mi rostro desbordando de felicidad.
Bueno sí, tengo que trabajar un poco las expresiones.
En realidad no veo una cumbre como un logro. Siempre tengo presente que lo importante es el camino. Pero sí trato de agradecer la posibilidad que tengo de pasar por estos lugares (porque en definitiva estamos de paso). También de tener dos piernas y una rodilla que me llevan y me permiten vivir estos momentos.
Desde la cima se observa la cadena de filos que sigue hacia el este y llega hasta el pico del cerro Lago y que después de un valle continúa hacia el cerro Confluencia.
¿Cuánto demoré en llegar? Cincos horas. Si ves la ruta, son pocos kilómetros, apenas seis. Seguramente puede hacerse en tres o cuatro horas.
Cuando llegó el momento de bajar fue cuando más necesité un par de bastones. Al igual que la subida, la pendiente no da tregua. Y ya sabés que una bajada como esta te exige las piernas tanto o más que la subida.
En definitiva, se trata de un cerro con pendiente constante todo el tiempo. A pesar de tener el sendero marcado y señalizado no lo encontré en la página de Parques para hacer el registro.
Para tener en cuenta:
- Llevar bastante agua
- Bastones
- protector solar
- te dejo el link a un track de wikiloc
Como siempre, si ya conocés este lugar y querés agregar algo que se me escapó, dejá por favor un comentario. Cada persona vive su experiencia.
Y la otra rodilla??? Pobrecita! Como sea te ayuda! Muy bueno, pero no pusiste la florcita blanca! Besos
😉 uso una para subir y otra para bajar