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Cerro Cuernos Del Diablo

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El cerro Cuernos del Diablo (2272 msnm) fue ascendido por primera vez hasta su cumbre el 23 de enero de 1941 por Meiling, Finó, Gruneissen y Frings. El nombre se lo puso Christofredo Jakob (sí, el de la laguna y la mirada) cuando intentó subirlo en 1936.

Me lo imagino al Dr. intentando pasar alguna pared de piedra algo enojado y maldiciendo al cielo y “¡estos cuernos del diablo!”

Seguramente exagero, pero lo cierto es que tiene dos puntas muy parecidas en su cima y que pueden parecerse a unos cuernos:

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¿Ves los cuernitos?

El cerro está ubicado a un par de horas y al sudoeste de la Laguna Jakob.

Algunos años más tarde, hablamos con Luca sobre la idea de subir el cerro. Él mismo me comentó que sería bueno hacerlo con Caro y Yenien (amigos de él). 

Ya te hablé de ellos en el posteo del cerro Negro

Ya sin Luca por la zona, pero honrando su intención, coordinamos con los chicos para subir el cerro Cuernos del Diablo un fin de semana a fines de marzo. 

Este es un relato de mi experiencia. No lo tomes como una guía o recomendación para llegar al lugar.
Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad

Tambo Báez, Jakob y Casalata

Sábado de chapoteo

Nos encontramos en el ingreso al Tambo de Báez el sábado a las 13hs. Esos primeros pasos desde la entrada al Tambo en la ruta 79 fueron los únicos que hicimos con sol aquel día. 

El resto de las 4 horas que demoramos en el ascenso a la laguna Jakob tuvo distintos momentos de cielo gris, viento y llovizna.

Refugio San Martín

Nos registramos en el refugio San Martín y charlamos con Franco (uno de los refugieros) acerca de los planes. Nos comentó algunas sugerencias en cuanto a la subida y el sector de acampe.

Paso Schweizer

Cumplidos los trámites de registro, seguimos el recorrido hacia la Laguna de los Témpanos y el Paso Schweizer.

Creo que aquí, justo en el Paso, fue el momento de más exposición a la lluvia y el viento. El agua escurría desde las laderas y por momentos el sonido de los pasos se parecían más a un chapoteo

Ojalá que no haya esta cantidad de agua en el Casalata”… porque no habrá lugar para acampar.

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Camino por el Paso Schweizer

El Casalata es un valle muy profundo y encajonado entre filos. Bien al fondo fluye el arroyo que nace a los pies del Cuernos y se nutre de cascadas y vertientes en ambos lados del valle. Toda esta agua desemboca en el lago Mascardi y sigue por el Río Manso hasta el océano Pacífico.

Se puede recorrer el valle del Casalata en un tramo de Huella Andina, entre laguna Jakob y el área de Los Césares.

Valle del Casalata

Acampe en el valle

Bajamos lentamente al valle entre cascaditas, pisando con cuidado en algunos sectores con la piedra suelta o mojada. Ahí recordé que al Paso Schweizer antes le decían Paso Peligroso.

El Cuernos del Diablo, justo frente a nosotros estaba tapado de nubes.

Llegamos al fondo del valle y nos desviamos del sendero hacia la derecha. Hay un área que suele usarse para acampar y encontramos un rincón de terreno arenoso protegido por Lengas de las últimas ráfagas de viento del día.

Los chicos eligieron su lugar y yo encontré el mío a unos diez metros.

Creo que los tres estábamos muy cansados pero voy a hablar por mí. Armé el vivac con el tarp y me metí en la bolsa de dormir para un descanso corto. 

Cuando volví a reaccionar ya casi no había luz. Así que me cambié la ropa para pasar la noche y directamente seguí durmiendo hasta la mañana siguiente. 

Domingo 7 AM

Me desperté con el celular vibrando dentro de la bolsa de dormir. Viste que uno se guarda en la bolsa todo lo que tiene baterías y se puede afectar por el frío.

Algo oscuro todavía, salí del tarp y vi la carpa de los chicos como un farol, brillando en un naranja incandescente. Ya estaban en marcha también para empezar a caminar a las 8, como habíamos coordinado.

Amanecer de un día formidable

Entre blancos, celestes y rosados, unas últimas nubes con algo de fiaca se desvanecían, como estirando sus brazos entre bostezos, dejando ver los picos del Cuernos. Hacía varias horas que no había nada de viento y en el aire ya se anticipaba un día formidable.  

El mallín y las lengas

Dejamos en la zona de acampe la carpa armada y todas nuestras cosas más pesadas ahí, para subir livianos. Por mi lado, dejé el tarp y la lona que uso para aislarme del suelo secándose sobre unas lengas.

Salimos en dirección a las nacientes del Casalata, hacia el norte. Pasamos un mallín y nos sumergimos en un lengal al borde del arroyo. No fue sencillo atravesarlo porque no hay sendero. Así que significó, desde muy temprano, luchar, trepar o agacharse entre las ramas.   

Inicio del ascenso

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Trepando algo temprano por una canaleta

Llegamos a un escenario muy amplio, rodeado por paredes verticales que se alzan casi hasta el cielo. Desde el noreste, lo que sería el Pico Schweizer y el cordón que lo une con el Cuernos. 

Allí, cruzamos de margen el arroyo y ya iniciamos el ascenso para surcar la base del cerro desde el norte hacia el sur. Creo que desde este punto, la pendiente nunca dejó de ser constante. Estoy tratando de recordar algún sector aplanado o meseta en la subida pero casi que no existieron.

Nos metimos en un lecho de deshielo algo encajonado que nos obligó a trepar con las manos un poco antes de lo previsto. Nada del otro mundo, pero sí dudamos en ponernos los cascos por algunas piedras que empezaron a rodar.

En mi caso, llevé un casco de bicicleta prestado. Sí, ya sé.. no es lo indicado.

Acarreo y Filo

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Asoma el sol por el Paso Schweizer

Desde allí nos subimos a un sector de acarreo mejor definido y con más pendiente que nos llevaría al primer filo del cerro. 

Ahí pude ver hacia abajo, todavía en sombras, el valle del Casalata que se perdía en una curva antes de desembocar en el lago Mascardi.

En ese primer filo nos detuvimos a descansar, tomar agua y comer luego de dos horas de subida. Todavía no lo sabíamos, pero estábamos justo a la mitad del tiempo que nos llevaría llegar a la cumbre.

Justo enfrente nuestro, al otro lado del valle y más allá del Paso Schweizer se veía muy claro a la laguna Jakob.

Hielo, crampones y piquetas

Desde este lugar de descanso empezamos un sector que me hizo acordar mucho a la subida del cerro Cristales o incluso el lado sur del cerro CAB, en la travesía de 5 Lagunas.

Son grandes rocas lisas, muy lastimadas por el paso lento y denso de un glaciar. 

Unos pocos pasos más arriba llegamos a un enorme nevero. ¡Cómo habrá nevado en invierno! Todavía persistía la nieve helada al final de marzo. 

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Carolina y Yenien subiendo con crampones por el nevero

La pendiente era interesante e intenté formar escalones, pateando el hielo. Fue imposible. Era como patear la misma roca lisa que veníamos subiendo.

Los chicos habían hecho varios deberes muy bien. Entre ellos, primero habían contactado a Ezequiel (vía Wikiloc e IG) que había publicado una ruta al Cuernos hacía pocos días y ya estaban al tanto del estado del nevero. 

Por eso, subieron con sus equipos de crampones y piquetas. Decidieron subir ambos hasta el col y que luego bajara Carolina para pasarme el equipo de Yeni.

¿Todo ese laburo por mi? Unos genios.

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¡Tú puedes amiguito! (mis primeros pasos con crampones en el Cuernos del Diablo)

Por mi parte fue la primera vez usando crampones y piquetas. Con toda paciencia, Caro me explicó cómo calzarme y ajustar los crampones y sobre todo cómo caminar sobre el hielo y la pendiente. 

Con crampones y piquetas no sentí ese miedo que siempre tengo al atravesar un nevero con pendiente. Todo se sentía más firme y confiable.

Mientras subíamos, Yeni ya había caminado (sin crampones porque los tenía yo) sobre el col hasta un sector de rocas más al sur.

La pendiente sobre el hielo se fue haciendo más y más pronunciada y pasé a usar las piquetas, clavándolas en el hielo e intentando caminar con las puntas de los pies.

Un poco de escalada

Este fue el capítulo donde más me desgasté. Intentando seguir las instrucciones de los chicos con el uso de los crampones, no lograba clavarlos para apoyarme y subir correctamente, con lo que toda la fuerza la hacía con los brazos en las piquetas

Con intención” – me decían. Pero algo en mi posición no estaba bien y los pies se resbalaban con los crampones rayando la nieve congelada. 

Y eso que tenía todo el equipo completo, dos piquetas y crampones. A mis costados pasaron Carolina con crampones y una piqueta y al otro, Yeni con una sola piqueta solamente. 

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Superhéroe 1: Yenien subiendo por el hielo con una sola piqueta

Rodeando el cuerno

Una vez en el filo del hielo contra la roca caminamos hasta un lugar donde sacarnos los crampones y caminar definitivamente en terreno firme. Ahí mismo vino un tramo de trepada bastante desafiante. 

Yeni fue adelante. Me ayudó con algunas indicaciones y extendió su mano desde arriba para un escalón bastante largo. 

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Caro en el hielo y Yenien en la roca

Desde ahí quedaba rodear lo que es la base del cuerno principal del cerro. También fue el lugar donde nos sorprendió el primer vistazo al Tronador. 

¿Qué es lo que tiene este cerro? Aunque siempre subimos asumiendo que lo vamos a ver, igualmente logra sacarnos un “¡Mirá el Tronador!”

También apareció el valle del arroyo que más abajo se une al Callvuco (que viene desde la laguna Calvú o Azul). Además el pico tan característico del cerro Cumpleaños ahí enfrente y abajo.

Cumbre 1

12 del mediodía

Nos dejamos llevar y casi naturalmente seguimos trepando hacia el oeste entre dos picos muy definidos. Al pie de estos dos picos, los chicos dejaron sus mochilas y subieron por una pared más vertical de lo que mi inconsciencia me permite.

Así que elegí el otro pico para subir y desde ahí filmar su trepada definitiva a la cumbre.

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Mi vista de la llegada de los chicos a la cumbre

Desde allí arriba observaron que, en realidad, el ascenso a la cumbre podría hacerse más sencillo por una trepada más al sur. Eran apenas unos pocos metros para desandar así que no lo dudé.   

Cumbre 2

Descendí esos pocos metros y tomé la subida a la cumbre por la ruta más amable. Creo que por allí me crucé con Carolina que bajaba a buscar su mochila con el equipo de mate, sanguchitos (con jamón en dudoso estado) y tres Bon o Bon.

Cuando estoy llegando a la cumbre, me asomo hacia el lugar donde debería estar Carolina y veo que está trepando de nuevo por el mismo lugar que habían subido sin mochilas (por lo expuesto), ¡pero con las dos mochilas juntas!

-“¡¿Que está haciendo qué?!”, dijo Yeni.

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Superhéroe 2: Carolina subiendo con las dos mochilas.
Atrás se ve Laguna Jakob y el lago Nahuel Huapi al fondo.

Así que le dejé el lugar a Yeni para que la ayude a Caro en la última subida y me fui a disfrutar de la cumbre.

Puedo decir que la vista desde esa cumbre compite cabeza a cabeza con la del cerro Capilla. Desde la Laguna Jakob, el Pico Schweizer, Témpanos, el cordón del Tres valles, Cerro Negro, Navidad, López, Bellavista, el lago Nahuel Huapi, y la isla Huemul…voy a parar acá. 

Iba a enumerar los cerros y vistas más importantes pero creo que debería nombrar todo el Parque Nacional Nahuel Huapi.

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¿Unos mates en la cumbre del Cuernos del Diablo?

Sí, puedo destacar el tramo de la travesía de las 5 Lagunas desde la cara sur del cerro CAB, mallín de las vueltas y cara este del cerro Cristales. Algo del Capitán y Punta Negra.

Mirá, así se ven los picos desde el Cuernos.

Descenso

Los planes pueden hacerse con mucho detalle e intentar buscar el mejor pronóstico. Pero difícilmente hubiéramos conseguido un mejor día que este para una de las cumbres más lindas de la zona.

Todo estaba alineado. Un cielo celeste impecable, la brisa con la temperatura justa y una vista de 360° hasta el infinito. ¡Hasta señal de celular había!

Sí, aproveché a llamar a Romi a casa, avisarle que estaba todo bien y anticiparle que la bajada iba a llevar mucho tiempo.

Ya más tranquilo por haberme comunicado con casa y después de recuperar el gusto por el mate en la montaña no quedaba otra que iniciar el descenso. 

En la etapa de hielo Yeni eligió el culipatín. Ojo, no te imagines el culipatín que se hace en la confitería del cerro Otto, no. Me refiero al que requiere frenarse con una piqueta primero y luego autodetenerse con todo el cuerpo antes seguir hasta unas piedras finales.

Por el lado del resto del equipo elegimos el lento camino con crampones.

Apenas dos horas y media después estábamos de nuevo en el sector de acampe rearmando las mochilas. 

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El Cuernos Del Diablo desde la base del Pico Témpanos, algunas semanas antes.

Nuevamente con las mochilas pesadas nos quedaba el ascenso y despedida del Casalata hacia el paso Schweizer. Una última vista al cerro y el lento descenso hasta el refugio.

Mates, unos Guaymallén que vendí como si fueran unos Suchard y la bajada final por el valle del Casa de Piedra hasta el Tambo de Báez. 

A dos horas del final, apareció una hermosa luz de luna que inundaba el valle.


No puedo agradecer suficiente la ayuda y paciencia de Yenien y Carolina.

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Caro y Yeni en la cumbre del Cuernos del Diablo

Con todo lo que había anticipado y leído antes de la caminata, me había mentalizado en que la cumbre no sería fácil de alcanzar. Incluso subí pensando (o conformándome) en que seguramente me quedaría en algún punto mirando la cumbre desde abajo.

¿Podría haberlo hecho en solitario?

En el ranking de los cerros que tengo subidos creo que fue el más difícil, técnicamente. Más allá de los tramos de hielo (imposibles sin el equipo adecuado) hubo un par de situaciones de escalada en que necesité la ayuda y experiencia de los chicos. Sin ellos, no digo que hubiera sido imposible pero sí, peligroso.

Por el resto, es un cerro exigente pero caminable. La última subida a la cumbre tiene una trepada empinada pero nada que no haya hecho antes en Palotinos o incluso en la subida al Pico Refugio en la travesía desde Jakob a Laguna Negra.

Dejo el link al track que grabamos con los chicos en Wikiloc y el track de Ezequiel que nos sirvió de guía (junto a otros tracks que investigamos).

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