Cuentas pendientes

Este es solamente un relato de mi experiencia. Este sendero no figura habilitado por parte de Parques Nacionales y lo recorrí bajo mi responsabilidad.
No te recomiendo seguir este recorrido.

No puedo contar las veces que me acordé de ese momento. Estar de pie ante aquel último paso. Esa sensación que mezcla empuje y nudo en el estómago.

Tenía que volver. ¿Podría pasarlo?

Febrero de 2022 fue un mes de lluvia, viento y algo de frío. Y menos mal porque la sequía venía complicando a la región. Así que entre disfrutar de caminatas en la montaña y seguir teniendo bosques, sí, prefiero lo último.

Y en algún momento de los primeros días de marzo, con el verano ya de vuelta, el pronóstico aseguraba un fin de semana con buena temperatura y poco viento.

Debo decir que el pronóstico no era perfecto. Todavía había lugar a cambios en la intensidad del viento.

Volver cansado de la montaña y hacer el cruce del brazo Tristeza un día de viento con un kayak cargado no es precisamente la salida ideal. Pero aún teniendo otros destinos en espera, no podía dejar pasar esta conjunción.

Es ahora

Como te conté por acá, llegar al cerro Capilla requiere algo de logística. Aprovechando esos días con poco viento, preparé el kayak para el fin de semana.

Para cruzar el brazo Tristeza con el contenido de la mochila dentro del kayak (y que llegue en condiciones), lo distribuí en bolsas de nylon. Las de residuos tipo consorcio vienen muy bien.

Apenas llegué a Bahía López me di cuenta que mucha más gente tenía los mismos planes de escapar. Había una fila de remolques bajando sus lanchas y varias personas iban y venían en la costa.

Y varias personas también tuvieron la misma idea de aprovechar el fin de semana para llegar al Capilla. La bahía de las Arañas, en la costa del Capilla con el Nahuel Huapi, ya estaba llena de kayaks, canoas y alguna lancha amarrada a un tronco.

Completo

Ya lo veía desde abajo. El refugio iba a estar con más gente de la que me gusta tener cerca (+1). Desde ese momento fui pensando dónde poner la carpa.

Pero tené en cuenta que no es un lugar tan fácil para acampar.

Ante todo, el cerro está dentro de la Reserva Natural Protegida Estricta del Parque Nacional Nahuel Huapi. El único lugar con espacio para acampar es en pocos metros alrededor del refugio.

Además, el valle donde está el refugio es un humedal.

Está lleno de arroyitos y piletones de muy poca profundidad. Y como tal, más allá de estar en una reserva estricta, debe ser protegido. Por lo que no hay que generar nuevos espacios de acampe ni salirse del sendero.

De cada salida que hago a la montaña me gusta armar algo así como una lista de “favoritos” donde poner una carpa. Ahora le dicen spot.

Bueno, ponele.

El tema es que para calificar, el espacio tiene que ser sustentable. Para mí y el ambiente, claro.

• Tiene que ser plano
• No tengo que aplastar vegetación.
• ¡Ah! Y tiene que haber agua cerca.

Algo así tenía guardado para un momento como este en el Capilla.

Ya en la bahía, armé la mochila con las cosas que había metido en el kayak, lo aparqué donde pude y empecé esa primer subida.

Digo en broma que los eslovenos podrían haber hecho algún zigzag, caracol, algún recorrido que no sea tan directo. Esa subida desde la playa es terible. Sí, con una sola R porque no queda aire para pronunciarla bien.

5 _mil estrellas

Todos los detalles para caminar este cerro ya los escribí antes. Lo que te puedo decir de esta experiencia en particular es que la primer noche la pasé mucho más allá del refugio. A solo una hora de la cumbre, sobre un balcón de piedra lisa con vista al valle y las luces de Bariloche al fondo.

El lugar cumplía con todos los requisitos y más.

Nada de frío y el cielo estrellado.

A la mañana la caminata a la cima arrancó bien temprano. Desarmé la carpa y dejé todo lo que no necesitaba para el resto de la subida detrás de alguna roca. Nunca tuve problemas en la montaña pero tampoco los quiero tener por primera vez.

Todo está en la cabeza

Personas que crucé el día anterior me tranquilizaron con aquel paso a la cumbre. “Está todo en la CABEZA”, coincidieron.

Ya estaba cerca y anticipaba el momento de hacer el paso. Avanzaba con las manos y los pies. A veces de frente, otras de espalda. Y sin darme cuenta pisé sobre terreno amplio. Ya lo había dejado atrás. ¡Quéee?

Ya había gente en la cumbre así que quedaba mal ponerme a bailar de felicidad.

Ahora, no me malinterpretes. No estoy diciendo que es una pavada y mucho menos alentándote a hacerlo. Yo mismo no me animé un par de meses antes. Todo tiene su momento.

Desde ahí a la cruz son apenas 5 minutos.

Desde el lugar de la cruz se puede caminar algunos metros para asomarse a un balcón sobre otra cumbre, en el este.

Con el desafío cumplido me quedaba solamente disfrutar el momento y el lugar. No alcanza el disco rígido donde está almacenado este blog para explicar todo lo que hay para ver.

Bajé de nuevo a buscar el resto de las cosas para llenar la mochila y pasé una noche más junto al refugio. Esta noche ya no había nadie en el valle así que estuve absolutamente solo en toda la montaña.

Viento

Ya desde antes del anochecer el viento circulaba por todo el valle.

Y odio el viento.

Sobre todo cuando tiene ese silbido entre grueso y fino pasando por las ramas y hojas de los árboles. Sobre todo cuando todavía tenía que cruzar la coctelera.

Así le dicen a esa zona del Nahuel Huapi. La intersección del brazo Tristeza y la zona de Bahía López tiene vientos que se encuentran desde distintas direcciones. Y yo todavía tenía que cruzarlo con mi kayak. Cargado. Cansado.

Fue una noche muy larga e incómoda. Cada vez que me despertaba medía el viento con el oído.

“Parece que está… parando…sí….NO, ni ahí”

Y así toda la noche.

Olas

Al día siguiente estaba levantado y armando de nuevo la mochila a las 7 de la mañana. El viento no se había calmado ni un poco.

Llegué a la playa en apenas dos horas desde el refugio. Lo que hace la ansiedad.

Las olas del lago todavía no eran insuperables. O al menos es lo que veía con los pies en tierra firme.

¿Te comenté que hay señal de celular en la costa? Así que avisé a casa que estaba por empezar el cruce y metí todo lo importante en una bolsa de nylon con cierre hermético en una mochilita detrás mío. El resto de las cosas dentro del kayak.

Ya me había medido con las olas golpeando las paredes de roca de la costa. Avancé, así, todo lo que pude hasta que llegó el momento de hacer el cruce.

Con toda la concentración, manteniendo el equilibrio con la cadera y acomodando la posición con el remo, avancé por el Tristeza.

Igual que aquel paso en la cima, sin darme cuenta llegué en algunos minutos a la orilla opuesta.

Todo lo que está mal

Durante el sábado y el domingo me crucé con mucha gente. Mucha, considerando que era el Capilla donde no suele haber tanta.

Vi de todo.

Desde un perro salchicha acompañando una pareja hasta una fogata al lado del refu.

Este sendero es una excepción dentro del Parque Nacional porque está en una zona de reserva estricta. Y sería bueno que todos seamos los encargados de cuidarlo.

Como sea. No quiero repetirme con el artículo anterior. Sigo maravillado por este lugar.

Tené en cuenta que no hay registro de trekking para esta ruta. Transitar por este lugar queda bajo tu propia responsabilidad.