Refugio Jakob – Cómo llegar en primavera

Cada año tengo el objetivo de evitar ir a Jakob. ¿Cómo es esto?

Me refiero resistir la tentación de hacer un maratón hacia Jakob en un solo día.

Esta recomendación es, en realidad, un mantra que me repito incontables veces: evitar una carrera a Jakob en una sola jornada. ¿Por qué?

Pues bien, el camino hasta Laguna Jakob, al menos en mi experiencia, puede sentirse tedioso. Con más de 13 kilómetros de sendero por recorrer, lo que equivale a un mínimo de 4 horas de caminata en una sola dirección, es difícil no darse cuenta de que este esfuerzo merece ser disfrutado, no devorado.

Toda la información del trekking al refugio Jakob:

Incluso si logras mantener un ritmo constante en el regreso, en total son cerca de 7 u 8 horas de pura caminata. ¡Como mínimo, eh! Esto significa que el día pasa volando sin la oportunidad de disfrutar plenamente del recorrido.

Además, el entorno es tan hermoso y hay tanto para recorrer que siempre queda algo pendiente. Entonces, después de estar caminando sin descansos, suelo llegar a la laguna y corro a Témpanos y busco las cascadas y busco el paso Schweizer y la subida al cerro Cella y la conexión a Frey, Laguna Negra. Es un lugar infinito.

Y sí, todos los años vuelvo corriendo.

Esta vez, la excusa fue usar las raquetas de nieve que había comprado y sólo pude usar una sola vez en toda la temporada de invierno. ¡Y con lo que costaron!

Como tuvimos una nevada importante en primavera, tenía la última oportunidad del año para subir hasta Jakob y recorrer la zona caminando con las raquetas. La fantasía era caminar sobre la laguna y llegar al paredón que rodea Témpanos. Conocer y recorrer finalmente la zona de Jakob cubierta de nieve.

Cómo llegar a Jakob en primavera – Mi experiencia

Puntualmente a las 8 de la mañana estaba pasando por la entrada del Tambo Báez sobre la vieja ruta a Colonia Suiza, con una mochila chica en mi espalda y las dos raquetas sujetas. Incomodísimo.

Decidí no abrigarme de más y empezar a caminar sin campera. Aguantar un poco el frío de la mañana por que ya sabía que, a paso rápido, en pocos minutos iba a entrar en calor.

Abrir los sentidos

Los primeros rayos de sol sobre el frío valle del Casa de Piedra daban inicio a un día mágico.

La primavera se percibía en cada detalle. Los bosques del valle ya verdes, pajaritos cantando y revoloteando por todos lados y brisas de aire fresco llenas de perfume. El arroyo bajaba con mucho caudal, a veces incluso algo furioso.

Todo muy poético. 

Hasta que me encontré chapoteando entre los arroyitos que se forman en el sendero. Y de a poco se fue transformando en barro y nieve algo derretida. La peor etapa en el ciclo de la nieve.

En el bosque previo a la última subida, encontré un paisaje nuevo. Un alud había arrastrado una buena parte del bosque y ahora se podía ver la pared de roca que contiene la zona de la laguna, en el comienzo del valle del Casa de Piedra.

Llegó el momento de calzarme las raquetas en la última parte antes de llegar al refugio. Y ponerme los anteojos de sol y renovar el protector.

Para mí es un mundo nuevo. Estaba encontrando el paisaje que fui a buscar. Una sucesión de lomas y pliegues blancos con el contraste de celeste intenso del cielo. Todo muy distinto al paisaje del resto del año. 

Laguna Jakob con nieve

Hasta el recorrido es diferente. En la última etapa, ahora con nieve, el trayecto se separa del que se hace en verano y sube rápido entre ramitas de lengas todavía peladas. Desde ahí arriba se puede ver el refugio San Martín y toda la superficie blanca de la laguna.

Es todo blanco, absolutamente blanco y celeste.

Pasé rápido junto al refugio y bajé a la laguna para seguir la huella de raquetas que continuaban hacia la laguna de los Témpanos. 

Como claramente la primavera ya estaba derritiendo todo el paisaje, la huella no se arriesgaba. Bordeaba el límite de la laguna, distinguido por algunas grietas en el blanco de la nieve.

Hacia un costado, la laguna parecía una gran sábana blanca tendida sobre el suelo. Las paredes de roca del cerro Cella se levantaban contrastando el blanco sobre el negro. A lo lejos se escuchaba una cascada. 

Laguna de los Témpanos

La última subida desde Jakob a Témpanos se realizaba sobre las suaves curvas que la nieve dibujaba sobre las rocas.

Antes de llegar a Témpanos bajé hasta una ventanita en la nieve que dejaba acceder a un arroyo. Necesitaba llenar la botella de agua. La subida, el calor y el sol estaban haciendo efecto y no iba a poder sacar agua de la laguna.

La zona de la laguna de los Témpanos estaba imponente, como siempre. 

Como encallando en una isla, llegué hasta una roca que me sirvió para sacarme la mochila, descalzarme y almorzar. Sobre la nieve quedaron las raquetas y los bastones, esperando en un océano blanco y en calma.

No había sirenas cantando pero caí en la tentación.

Es que la roca estaba muy caliente y con todo el esfuerzo para llegar rápido, el almuerzo… entendeme, hasta una almohada me había conseguido con la campera.

En algún momento me despertó la sombra de una nube y un cambio en el viento. Era hora de embarcarse de nuevo y regresar.

No me gusta decir que algo “valió la pena” porque al menos en estas caminatas no lo siento así, como una pena. Pero sí digo que valió el esfuerzo.

Llegué a casa cerca de las 20.30 y ya no podía dar un paso más.

Recomendaciones para llegar a Jakob (en primavera y en el día)

• Salir bien temprano
  • 7 u 8 de la mañana
• Calzado de secado rápido o impermeable
• Abrigo (por si acaso)
  • llevé campera y pantalón largo en la mochila
• El botiquín de siempre
• Gorra
• Protector solar
• Anteojos de sol
• Una botella chica para ir recargando
  • El agua sobra, la mayor parte del camino
• Consultar a las RRSS del refugio sobre el estado del sendero
  • esta vez indicaban el uso de raquetas