“No dejar rastros” o “Huellas solamente” son los lemas por los que nos regimos en cada salida. El fin último de estas frases es inspirarnos a dejar el mínimo impacto posible en los lugares que visitamos.
Y creo que podemos llevar esta consigna al contacto con otras personas. Me refiero a que nuestra presencia no impacte negativamente en la experiencia que otras personas salieron a buscar. Todo eso que a veces no podemos explicar con palabras.
Cada persona va en la búsqueda de una experiencia distinta.
Personalmente me llama la atención desde el contraste de una hoja en el suelo, el silencio de una cumbre o el rocío ensordecedor de una cascada.
Otros se enfocan en compartir el tiempo y conocer otras personas. Quizás buscan el desafío físico y una recompensa personal por llegar al punto más alto de una montaña. ¿Qué tiene de malo?
Absolutamente nada.
Pero sin importar qué busquemos, creo que nuestro comportamiento no debe interferir ni en lo que otras personas salen a buscar ni en el entorno que todos tratamos de encontrar.
Las recomendaciones que dejo abajo alguna vez las desconocí. Y quizás te pase lo mismo a vos. Simplemente uno (o una) no sabe.
Espero que algo de esto te sirva. Y si se te ocurre algo que no ves acá, avisame.
Basura
Es fácil empezar hablando de la basura. Salta a la vista enseguida y es lo que más nos molesta ver. ¿O hay algo peor que encontrar basura en un sendero de montaña?
Y es porque encontramos todo lo opuesto a lo que fuimos a buscar.
Antes que nada, ¿estamos todos de acuerdo en qué es basura y qué no?
No.
El compost, en casa solamente
En los senderos puede verse gente arrojando cáscaras de frutas y pañuelitos descartables con el argumento de que se degradan.
Suponiendo que los restos de frutas se descomponen naturalmente en una montaña, a veces nos encontramos con cáscaras de huevo, banana y naranja repartidas en distintos lugares de la caminata. En zonas de descanso puede encontrarse los restos de un huevo duro y una cascara de naranja se va dejando como miguitas de pan para un rescate.
¿Una cáscara de naranja le sirve al bosque? Con la premisa de que un resto orgánico ayuda a la naturaleza podemos creer que sí. Pero en realidad, al arrojar una cáscara de banana o un corazón de manzana de un ambiente totalmente distinto en nuestros bosques no vamos a hacer ningún bien.
Por empezar, llevamos los pesticidas que se usan en la industria y que quedan en las cáscaras. Además, no solo se introduce una especie exótica en el suelo sino que también modifica la alimentación de la fauna:
Si la vida silvestre los come, es probable que no los digieran bien, ya que estos animales no están acostumbrados a estos alimentos”
https://rpp.pe/mundo/actualidad/botar-restos-de-frutas-realmente-no-afecta-a-la-naturaleza-cuidadores-de-parques-dan-la-respuesta-noticia-1220239?ref=rpp
Los restos de comida abandonados en el campo, no por ser orgánicos dejan de ser basura y resultan nocivos para el ecosistema. La presencia de esta basura afecta especialmente en lugares biológicamente sensibles como la alta montaña
https://verne.elpais.com/verne/2017/06/08/articulo/1496920345_599448.html
Culpable 1
Alguna vez tiré cáscaras de naranja mientras iba caminando. El aliciente era que las tiraba lejos del sendero como para no dejar una mala impresión a la persona que pase después por el mismo lugar. También enterraba las cáscaras de banana para que no queden a la vista.
“¿Cómo es que no me dan un premio?”, pensaba.
Pañuelos
Cada vez se ven más pañuelitos descartables en los senderos. Pero todavía tiendo a pensar que se trata de descuidos y no tanto de actos deliberados. El pañuelito en el bolsillo es muy fácil de perder. De todas formas, no es excusa. Hay que prestar especial atención y no perder ni tirar estos papeles al piso de ningún lugar.
Quizás creyendo que se deshacen o son biodegradables puede haber gente que los arroje intencionalmente. Puede fallar.
Papel higiénico
A veces da miedo salirse del camino. Y sería mejor encontrarse con una familia de pumas que ver los restos que se dejan en esos lugares apartados que se usan como baño público.
Ni enterrarlos, ni ocultarlos. Los restos de papel higiénico se deben ir en una buena bolsa de basura.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Solamente con ocuparnos de nuestra basura hacemos bastante, pero podemos ir un poquito más allá.
Podemos tener una bolsa más, para usarla como un guante y recoger la basura que vayamos encontrando. Sí, molesta verlo y además tener que ocuparnos de algo que hizo otra persona puede dar incluso bronca. Alcanza al menos con llevarse algo. Si cada vez mas personas colaboran, en algún momento el espacio quedará libre de basura.
Pero si no lo hacemos nosotros no lo va a hacer nadie más y el daño va a seguir lastimando el lugar.
También podemos hablar del tema y ayudar a las personas que todavía no están al tanto de cómo deben comportarse en un lugar tan delicado.
Plásticos y latas
Si en algo estamos todos de acuerdo es en la basura de latas, vidrios y paquetes de plástico.
Una de las bolsas que llevamos se puede dedicar a los paquetes y latitas vacías. Todo esto sale de paseo y vuelve con nosotros hasta casa o un cesto donde podamos tirarlo.
Reusar las bolsas de nylon no ocupa lugar. Una para los orgánicos, otra para el PH del baño y otra para los plásticos y latas. ¿Suena a mucho? La verdad es que no ocupa espacio. Podés ir metiendo la bolsa de los orgánicos en la bolsa de los plásticos, por ejemplo.
Minimalismo
Si nos enfocamos en llevar lo mínimo, vamos a caminar con menos peso. Reducimos la basura que generamos en el paseo y también es menos la basura que vamos a tener que traer.
(Acá va el meme del muchacho señalándose la cabeza con tono astuto)
Paisaje
Dejar nuestra marca
Todos buscamos un entorno que sea el más natural posible, un lugar sin rastros de otros humanos. Los rastros pueden ser tan desagradables como los que ya escribí arriba, pero también hay otros.
Tenemos alguna predisposición a trascender, dejar nuestra huella, a decir “yo estuve acá”. Algunas personas, escriben libros, cruzan los Andes y otros dejamos una torre de piedritas junto a un arroyo. Cada uno conoce su techo.
Otros también pintan o dejan su firma con aerosol rojo en una roca junto a un refugio.
Aunque una marca nos parezca más zen que otra, ninguna debería existir. La torre de piedras es más fácil de solucionar que el grafitti, pero tenemos que pensar que otras personas quieren vivir la misma experiencia que viviste vos al llegar a un lugar tan especial.
Culpable 2
Sip, también dejé alguna columna de piedras en una playa. Perdón.
Erosión
Una marca que empieza con un solo paso fuera de lugar y otra persona después repite. Y así, multiplicado por cientos, dejamos un nuevo camino. Como hormigas pero a otra escala. Y ya nos conocemos. Sabemos de las marcas que podemos dejar como especie.
Innecesariamente se abren nuevos caminos para llegar al mismo lugar. La zona donde la vegetación ya no crece se hace más amplia todavía.
Para que quede claro, entonces, en los lugares donde ya está marcado el sendero, no salirse del camino, no hacer “atajos”
Souvenirs
Podemos generar otro impacto al llevarnos un recuerdo.
En el bosque hay un equilibrio que está más allá de nuestro entendimiento. Los científicos se pasan una vida estudiándolo y organismos públicos y privados invierten para proteger ese balance.
Todo, absolutamente todo lo que hay en la naturaleza tiene un fin. Una rama en el suelo es el alimento del bosque que va a existir en unos años.
“El eco de lo que hacemos ahora, resuena en la eternidad”, dijo Marco Aurelio.
Ruido
En el ámbito del “yo estuve acá” no sólo están las señales visuales. También hay personas que necesitan que el resto los escuche y si es posible se enteren que son fanáticos del chamamé.
A todos nos pasa. Sobre todo si estamos solos, después de algunas horas de caminata la cabeza empieza a repetirse en los pensamientos. Y si no practicamos la meditación antes, no vamos a empezar ahora. Un poco de música, un podcast, lo que sea que evite seguir rumiando.
Pero Dios, en su absoluta sabiduría, creó los auriculares. Cableados, bluetooth, de vincha, hay para elegir.
Hay que acordarse del lugar en el que estamos y entender que es muy probable que otras personas busquen el silencio del bosque o sus sonidos más característicos. No tiene nada de malo escuchar música pero se puede hacer teniendo en consideración al resto del entorno.
Más ruido todavía
No me quiero poner en pitufo gruñón (un poco tarde ya), pero además de la música suele incomodar alzar la voz y sobre todo los gritos.
Hace unos días, en el Frey, una persona le gritaba desde el borde opuesto de la laguna a otra que estaba escalando en la aguja Frey. Además estaba con un perrito en brazos. El que estaba abajo, no el que escalaba.
¿Te imaginás estar disfrutando la laguna congelada, contemplando el cielo celeste con el contraste del blanco y de repente escuchar una conversación a los gritos?
Hacer de cuenta que el lugar es nuestro
Había llegado en bicicleta por Circuito Chico hasta la zona del lago Escondido. Estaba anocheciendo y el lago estaba en absoluta calma. Caminé desde la ruta hasta el muelle (son muy pocos pasos) y encontré una pareja tomando mate. Ella estaba pasando de una canción a otra en el celular y en algún momento lo dejó en silencio a un costado.
Aproveché a sacar el mío y hacer un video del lago con los sonidos de unas ranas a esa hora tan especial. Al momento de darle al botón de grabar, la música apareció de nuevo.
Stop y esperar otro momento de silencio. La situación se repitió dos veces más.
No me di cuenta y giré de golpe. Al ver la sorpresa de ellos supe que tenía que bajar un cambio. Respiré y les pedí unos segundos de silencio para hacer el clip.
Hay lugares y momentos que son únicos e irrepetibles.
Llegar a una cumbre, una cascada o uno de esos lugares perfectos y encontrar un grupo de personas instaladas sin dar lugar al resto, significa no pensar en el otro (o la otra).
Es importante detenerse un minuto y mirar alrededor. Ver otras situaciones que se dan al mismo tiempo. No cuesta nada conseguir el momento que fuimos a buscar y dejar que otras personas tengan el suyo.
Educación
Estar en un lugar también quiere decir ser conscientes de nuestra presencia y de lo que significa para otras personas.
A veces subimos con bastones y mochilas enormes, cargadas y pesadas. Es cuando hay que cuidar nuestros movimientos para no golpear ni molestar a otras (u otros).
Saludar en un cruce entre personas puede parecer elemental. Mínimo una mirada, una sonrisa. ¿Qué somos, tiburones?
Si vemos a alguien descansando al costado del camino preguntarle si está bien o quizás necesita alguna ayuda. Compartir el estado del sendero, advertirse de algún sector complicado.
El descanso también debería hacerse en un sector amplio para que otras personas pasen cómodas y no haya que estar pidiendo permiso.
No está escrito en ningún lugar, pero en una pendiente la prioridad de paso la tiene la persona que va subiendo. Es la que está haciendo el mayor esfuerzo y quizás está aprovechando el momentum, el envión de energía hasta su próximo descanso en la subida. También es posible que vaya mirando hacia abajo y sea más difícil que ella nos vea a nosotros.
Si alguna persona nos alcanza viniendo de atrás porque lleva otra velocidad corresponde también no hacerle perder el ritmo y dejarle lugar para que siga.
¡Bueno, basta!
Listo con las quejas. Ya envejecí 20 años.
Pero el mensaje que quiero dejar es el mismo del inicio. Hay principios básicos que creo importante tener en cuenta entre nosotros y con el ambiente.
- No dejar nada de basura y estar pendientes de no tirar nada en un descuido.
- Ayudar llevándonos otras basuras, siempre que sea posible.
- Estar al tanto de la presencia de otras personas y respetar su momento, el de vivir su propia experiencia.
- Reducir al mínimo nuestra marca. No pisar fuera de lugar, no llevarse nada, no dejar nada. No.
¿Y vos qué pensás? ¿Qué actitudes ves en tus caminatas que podríamos mejorar para una mejor experiencia y respeto?
Faaa! Que buen artículo!! Varias cosas en las que todavía no había pensado… yo en mi última travesía quería tirar la yerba lavada a un arbusto y una amiga me dice „Noooo! Estás loco? – nos llevamos TODO!“ … y tiene razón!
¡Gracias Nils! También pasé por distintas etapas. Desde arrojar una cáscara, hasta enterrarla y ahora poner todo en una bolsa. Viste que vas aprendiendo hasta donde se puede pisar y donde no. A veces me pregunto qué dirán de nuestro comportamiento dentro de 100 años (o menos). De la misma forma que ahora vemos con horror a la gente fumando en los 60s, por ejemplo.
Como soy una intolerante de todas esas actitudes, creo que me portaré estupendamente bien. Lo que no prometo es separar la basura en medio de la caminata.
Me mató ¿qué somos, tiburones? jajaj creo que la voy a usar en la oficina.
😉 Sí, sé que es mucho.
Pero con llevarnos lo nuestro como sea alcanza.